Los Ryokan suelen ser antiguos edificios japoneses de madera con tatami, futones, jardines, servicio tradicional y cocinas donde se elaboran los clásicos paltos japoneses. Debido a las dificultades de comprensión y a la poca familiaridad de sus costumbres, alojarse en un Ryokan no es tan sencillo como hacerlo en un hotel estilo occidental. Sin embargo, un poco de cortesía puede facilitarlo todo, aún cuando el viajero no hable una palabra en japonés. He aquí un procedimiento básico :
Al entrar a la habitación se deben dejar los zapatos en la entrada, dentro encontrareis unas zapatillas tamaño japonés, es decir si tenéis una talla grande de zapato estáis perdidos...
En una sala previa y separada de la principal está el baño, el retrete (con botones) en una estancia separada al resto. Por otro lado está la ducha con una pequeña bañera con un barreño. (En otra entrada explicaré como es el baño o sento japonés) y por otro lado el lavabo.
A continuación, se pasa a la estancia del tatami. Notarás que no hay ropa de cama en el cuarto: el futón está en el armario y se colocará más tarde. El equipaje se puede dejar en cualquier parte excepto en el tokonoma (hueco sagrado), que suele contener flores o un pergamino colgado.
Cuando vuelves al Ryokan después de una largo día de turismo, verás que te han desplegado el futón, este es el momento de ponerte el yukata (batín o quimono ligero de algodón) y puedes bajar a cenar o descasar en el lobby.
Por la mañana, servirán un desayuno estilo japonés, del que hablare más adelante.
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